martes, 2 de diciembre de 2008

Así era antes.
Yo abría la ventana del carro por que siempre me ha dado dolor de cabeza el aire acondicionado. Nunca le molesto tener mi pelo en su cara, cuando mi pelo era largo nunca le molesto.
El sol entraba por una esquinita de la ventana, así era antes, me cegaba los ojos y me quemaba los cachetes. Un sol diferente al de hoy entraba por esa ventana, el que iluminaba mi pelo y daba calor.
Apague la radio, me quite el cinturón y abrí la puerta. Nunca nos gusto mucho andar en carro. Pero a mí me encantaba. Nos quemamos los pies caminando descalzos, nunca usábamos zapatos. Era demasiado el placer de sentir la arena rozando por nuestros dedos, el zacate dejando su olor y la calle quemándolos ligeramente dejando trazos y recuerdos.
Así era antes, esas horas sentados que se iban despacio pero ni se sentían. Así era siempre, no nos quedábamos quietos, pero íbamos sentados de destino en destino. Cada uno por su cuenta, pero nunca solos. Hablábamos poco, nos veíamos mucho, y lo que hiciera falta, no hacia falta.
Así era antes, cuando yo bajaba mi ventana, usted la subía y mi pelo le estorbaba.