domingo, 11 de octubre de 2009

Eres


No eres el mar.
Ni la tierra.

Eres la cucharita de azúcar en mi café.

No eres el cielo.
Ni el espacio.

Eres la pizca de sal en la cena.

No eres el agua.
Ni el viento.

Eres el pelo que cae sobre mi frente.
La música que entra por mis oídos.
La arena que vive dentro de mis uñas.
La sangre que transcurre por mis venas.
Las palabras que salen de mi boca.

No eres la vida.
Ni la tierra.

Sos mi cucharita de azúcar.

lunes, 28 de septiembre de 2009


Se me acaban las ideas.
Se me acaba la imaginación.
Se me está volviendo un habito.
No puedo abrirte.
Por que perdí mis llaves hace unos días.
Hace unos días por quinta vez.

Perdiendo llaves, cuadernos, la memoria.

Quedándome encerrada, con las llaves por fuera.
¿Y que hacer?

Esto me encanta.
Estos momentos, en los que hacemos nada.
Comernos las uñas, tomar café con pan.

No podemos salir.
No puedo salir.
Por quinta vez.
Y pensabas que no lo volvería a hacer.

Ya es suficiente.

martes, 8 de septiembre de 2009

Hay una cajita en la que guardo todas mis memorias.
Una cajita que huele a nuez moscada.

A viejo.

Pero aun así, viejos, los colecciono.
Aun así, insignificantes, los colecciono.

En una cajita.
Decorada.




Me encantaría tener mi propia cajita, que tuviera cada momento guardada en ella.
Pero si fuera así, la apreciaría?
No sé.

martes, 1 de septiembre de 2009

Tuve un sueño.

Dentro de un sueño.

Dentro de un sueño.

Y usted estaba.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Un Momento Aeropuerto

Todo el mundo va por su propio camino

Cada uno con un destino

Y aun así, con un destino, hay un sentimiento de lo perdida que me sentía


Perdida en la mejor manera posible

Perdida en el aroma tan distinto que se huele en el aeropuerto

Perdida en la conmoción

Perdida con un asiento reservado y un tiquete comprado


Un asiento reservado al lado de una ventana

La abro y ahí esta

Todo lo más grande que uno

Todo lo intimidante


Y de repente no solo estoy perdida

Pero me siento pequeña


Pero de la mejor manera posible.

martes, 7 de julio de 2009

Olvido.


En la mañana se levanta.
Medio oscura, medio soleada.
Caliente.
Otra vez, otra noche ha pasado.
Al ayer, no hay más que hacerle.

Y al levantarse pone un pie en el piso.
Tibio.
Las horas que se han ido, se convierten en días.
Y los días en meses.
Los meses en años.
Años perdidos.

Y cuando pone los dos pies en el piso.
El frío.
Se mira en el espejo.
Ha cambiado.
Su cara ya no es la misma.
Sus ojos caen cansados.

Y cuando se pone los zapatos.
Nada.
Ya no le quedan.

Por que cuando cierre los ojos
Otro día ya habrá pasado.
Otro día olvidado.


Sus días están contados.



Julio

Nadie lo dice.

Nadie lo dice bastante.

Nadie lo dice en alto.


sábado, 4 de julio de 2009

Se me pasó


Acaso uno piensa que no se va acordar.

¿Acaso se me va olvidar?

No se me va olvidar.

Pero lo olvide.



Olvide que me tenia que acordar.


Que con el tiempo, poco a poco.

Y de poco en poco, las partecitas menos importantes se van yendo.

Los detalles insignificantes.

Los que parecen no importar, pero unen la secuencia.

Forman la secuencia, forman la memoria.



Y me preguntan.

¿Te acordás?

Me acordé.

Hace un tiempo.


martes, 30 de junio de 2009


tenia la mente abierta.
con todos los pensamientos por los pisos.
no había tiempo para ridiculeces.
no había tiempo para sus pensamientos.

lunes, 16 de febrero de 2009

Más que eso.



Tuve que parar.

Caminando con los ojos en los cielos y mis pies en la tierra. Sentía los granos de arena rozar contra mis pies, los sentía metiendose entre mis dedos.
La brisa atrevazaba mi pelo y lo desacomodaba y esa misma brisa cantaba en mi oídos.
No le podía explicar la clase de libertad que sentía en ese preciso momento.
En ese preciso momento en que mis pies decidieron hundirse en los fondos de las aguas saladas que trataban con fuerza llegar hasta el fin de la playa.
No había nada mas, y no necesitaba nada más.
El olor de la sal llenaba todos mis gustos, ese aire salino y puro llenaba mis pulmones.
El sol me dejaba ciega a ratos reflejándose vanidosamente entre las olas.
Y esas olas chocaban contra mi espalda con enorme fuerza y determinación.
No le podía explicar la clase de paz que sentía en ese preciso momento.

Por que tuve que parar.
Él ni estaba ahí, y ya yo me había ido hace años.

martes, 3 de febrero de 2009

Si, demasiado rico.

Para muchos es el pinto hecho en casa.
Para otros es una taza de café, o una tajada de queque.
Para mi lo más reconfortante es un bowl de cereal a la medianoche.
Es como cuando uno esta acostado en el sofá, en una comodidad tan increíble, con las cobijas hasta el cuello y el control en la mano. Viendo una película a medias con actores desconocidos y trama predecible.
De repente el estomago pide comida, así sin avisar, todo desprevenido y fuera de la nada. Pero nada que ver cena, por que eso fue hace unas horas que hasta puedo contar con mis dedos.
Entro a la cocina, abro la refri, y ahí están. La caja de leche y la caja de cereal. A veces no hay nada hecho, no hay arroz guardado, jugo abierto, sobros de la otra noche. Pero esa caja de cereal, y leche existen en mi refri siempre, como si estuvieran creados uno para el otro.
Me sirvo mis Froot Loops con mi leche fría en un bowl hondo, meto la cuchara y ya esta.
De vuelta a mi comodidad increíble, en mi sofá a ver esa película que no parece acabar nunca.
Ese bowl de cereal, completa mi noche.
Panza llena y corazón contento.

lunes, 26 de enero de 2009

Caminando por las calles.
Individualmente, rozando hombros.
Menos de un segundo, rocé hombros.
Y por menos de un segundo nos vimos
Siempre tan independientes, y al mismo tiempo tan dependientes.
De ese tacto desconocido, ese roce de realidad, de que no somos solo nosotros.
Esa mirada desconocida y necesitada, y no solo somos nosotros
Somos todos los que caminamos esas mismas calles todos los días, mirando hacia el piso
Y mirando solos
Por ese roce de menos de un segundo, me pongo a pensar lo mucho que necesito sentir.
Sentir.
Sentir.
Sentir.
Lo mucho que necesito del tacto.
Lo mucho que me siento obligada a interrumpir mi rutina.
Sentir que no soy la única.
Que no estoy sola.
Sentir que este camino ya ha sido recorrido.
Y que a mi camino le falta mucho por delante.

martes, 20 de enero de 2009

comida que fue comida.

Soy adicta al canal de la comida.
El 62, los dos números inexistentes en mi control remoto de tanto estriparlos.
Y me encanta cocinar.
Desde que mi mamá me regaló para navidad mi primer libro de cocina a los nueve, o por ahí.
Pero eso no fue todo, me regaló tazas de medir, bandejas para las futuras galletas, moldes para que se vieran bonitas y un montón de cosas que ni se como se llaman.
No fue mi abuela, fue mi mamá la que me enseño a cocinar.
Y ya a lo diez podía prepararle una cena completa, con ensalada, plato fuerte y postre.
Bueno más o menos.

Adicta al 62.
Creo que he engordado con solo verlo.
Me emociono toda con Iron Chef.
Hasta me dan ganas de cocinar cosas que ni me gustan.
Aprendo un poquillo de italiano viendo a Giada.
Y no le creo a Rachel Ray que hace todo en menos de 30 minutos.

Me acuerdo una vez cuando me quede en la casa de mi prima por dos semanas.
De la aburrición salimos con la idea de crear un restaurante.
“Las Hormiguitas”
Hicimos menú y de todo.
Había desayuno almuerzo pero olvídese de la cena para ese entonces ya estabamos muertas.
La gente comió. (Osea mis tíos.)
Aww.
Bueno ni tanto, yo era la que lavaba los platos.

En fin, hoy cocine.
Hoy limpie la cocina.
Y hoy comí como nunca había comido.

domingo, 4 de enero de 2009

Querido Blog,
No estoy segura de que posiblemente pueda estar sucediendo entre nosotros, usted y yo, pero parece haber un problema. Nunca quise llegar a esto, pero no es usted, ¡soy yo!
Soy yo.
Se lo juro que mi cabeza esta llena de ideas acumuladas desde hace días, semanas, meses. Y mi corazón lleno de deseo.
Pero cuando llego y me siento en esta silla mis manos se rehúsan a tocar el teclado. Y por más que quiero llenarte de palabras y oraciones que se convierten en párrafos, no logro hacerlo.
No es que no lo intento, por que sí lo hago. Paso horas frente a la computadora, viendo las paginas vacías, desviándome por completo, entrando a las paginas adictivas como Facebook, revisando mi correo y olvidándome completamente de ti.
Pero te prometo que no son más importantes solo que ya no te reviso, y tu ya no me mandas correos.
Creo que deberíamos tomar nuestros caminos separados, por ahora.
Espero que solo sea una etapa.